Los numerosos desarrolladores de Fusion

Una máquina nunca es el resultado de un único individuo, es el resultado del trabajo en equipo. En el caso de la instalación de fundición a presión Fusion, lanzada en 2019, una red mundial de empleados de Bühler trabajaron juntos para determinar lo que se necesitaba para llevar las tecnologías de fundición a presión a un nuevo nivel de rendimiento. El equipo de Fusion no escatimó esfuerzos para reunir opiniones valiosas y los resultados hablan por sí mismos.

Los numerosos desarrolladores de Fusion

Se presentaron uno tras otro, pegando sus notas autoadhesivas de colores en la pared, algunos con pequeños dibujos y otros solo con texto. Las palabras clave: principio de cajón para el mantenimiento, protección contra caídas, accesibilidad para la limpieza. La escena recuerda a los proyectos en grupo de la universidad. Pero los participantes son gestores de la cadena de suministro con experiencia, personal de postventa y técnicos de servicio, y la ocasión es un taller de "pensamiento de diseño" para desarrollar la nueva solución de fundición a presión que se presentó en el mercado en junio. Solo algunos de ellos han diseñado alguna vez una máquina de este tipo, pero, aún así, su tarea es esencial para el proyecto. "Si fuéramos únicamente un grupo de desarrolladores, tenderíamos a pensar en el asunto desde una perspectiva muy técnica", dice Christoph Ziltener, el jefe de proyecto encargado de supervisar el desarrollo de Fusion. 

Es por eso que tanto él como su equipo buscaron desde el primer momento la ayuda de empleados de Bühler de otras unidades y regiones geográficas, así como de clientes, proveedores y socios académicos. Cada perspectiva cuenta. El objetivo era que Fusion se convirtiera en la máquina de fundición a presión más fácil de usar, más segura, más atractiva y, sobre todo, más eficiente, por lo que las aportaciones externas fueron tan importantes como las internas.

Estableciendo prioridades

En muchas compañías, solía ser normal desarrollar una máquina en aislamiento, en el más absoluto secreto, pues querían proteger su propiedad intelectual. A día de hoy se puede ver una tendencia contraria, especialmente en el desarrollo ágil de software, y las industrias tradicionales están siguiendo el ejemplo. La clave es estar lo más cerca posible del mercado durante el proceso de desarrollo a través de una estrecha colaboración con los clientes y los socios. "No sirve de nada que, después de cuatro años, se lance un producto acabado al mercado que nadie necesita ni quiere comprar", dice Marco Tobler, director del producto Fusion en Bühler.

El riesgo no es solo ser incapaz de ofrecer funciones que el mercado necesita, sino también incluir funciones que nadie espera y que los clientes no pueden usar. "Una colaboración con un amplio apoyo nos saca de nuestra perspectiva de ingeniería interna y nos ayuda a establecer prioridades", dice Tobler. Como tal, el objetivo no es desarrollar la máquina más elegante, sino una máquina adaptada a las necesidades del mercado que ofrezca la mejor relación calidad-precio. 

Lugar de trabajo atractivo

Las máquinas pueden ser algo técnico, pero son personas las que las manejan. Por eso, estas personas tienen que compartir sus puntos de vista durante la fase de desarrollo. ¿Es fácil realizar el mantenimiento y la limpieza? ¿Cómo de rápido puede el operario que trabaja en la célula de fundición obtener una visión general de los procesos? No se debe dejar de tener en cuenta al usuario durante el desarrollo del producto. Especialmente al pensar a largo plazo: como lugar de trabajo, las fundiciones no son el lugar más atractivo para atraer talento. "Mucha gente asocia la fundición a presión con suciedad, humo y calor", confiesa Matjaz Turk, gestor técnico de LTH Castings Group. "Para cambiar esa idea, necesitamos equipamiento atractivo y un lugar de trabajo en el que los empleados se sientan seguros y cómodos".

La sede eslovena de LTH se involucró en el proyecto desde el principio, cuando se recopilaron los primeros requisitos de mercado, más tarde para los talleres de retroalimentación y, finalmente, como cliente de prueba para la primera Fusion 140 en una fundición. Los desarrolladores viajaron con frecuencia a LTH en Liubliana. En un proceso iterativo, es decir, repetidas rondas de retroalimentación, confrontaron a LTH con el progreso del proyecto y los conceptos del diseño.

Desde el operador, pasando por el tecnólogo, hasta el director técnico, todos tuvieron siempre una valiosa aportación que pudimos incorporar en las rondas de corrección.

Christoph Ziltener, Jefe de proyecto de Fusion

El equipo de desarrollo se tomó muchas molestias para ponerse en el lugar de los operarios de la máquina. "En colaboración con el cliente local, limpiamos una máquina de fundición a presión para aprender por nosotros mismos dónde residen las dificultades y qué es lo que causa problemas en este trabajo", dice Ziltener.

Diseño de producto como valor añadido

Pero, en realidad, para cambiar los conceptos existentes se necesita un socio ajeno a la industria, uno sin prejuicios con respecto a la fundición a presión. Los diseñadores de producto de Formfabrik de Zúrich, Suiza, tal vez no puedan operar las máquinas de fundición a presión, pero están acostumbrados a ver las cosas desde la perspectiva del cliente. Fueron la fuerza motriz del cambio en el proyecto Fusion. "Cuando se les preguntó por qué hacían algo, muchos clientes respondieron: 'Porque siempre lo hemos hecho de esta manera'", explica el diseñador de producto Christoph Jaun de Formfabrik. "Hacemos preguntas críticas e intentamos intuir si es realmente positivo continuar de la misma manera o si hay una solución mejor. ¿Quizás haya nuevos aspectos a tener en cuenta?".

Aunque es difícil imaginar el desarrollo de bienes de consumo sin diseñadores de productos, según Jaun, son menos comunes en los proyectos industriales. "Me alegra que los equipos de proyecto de ingeniería mecánica se den cuenta con cada vez más frecuencia del valor añadido que puede ofrecer el diseño". Valor añadido significa abandonar viejos hábitos y centrarse en mejorar la facilidad de uso y la productividad.

Posicionamiento internacional

Fusion no es el fruto de un único desarrollador y, además, tiene más de una nacionalidad. El proyecto se gestionó desde la sede de Bühler en Uzwil, pero otros dos centros de desarrollo adicionales en EE. UU. y China también estuvieron estrechamente involucrados. El objetivo era producir y entregar las mismas maquinas con la misma calidad en todas las regiones desde el primer momento. Se celebraron dos videoconferencias cada semana, una con los compañeros de EE. UU. y otra con los de China. "El mayor desafío para la comunicación fuera que vivíamos en diferentes zonas horarias", dice Phil Rozema, responsable del proyecto de Bühler en territorio americano.

Pero los pros tienen mucho más peso que los contras. Las regiones ofrecieron valiosas aportaciones sobre los mercados locales, tal y como lo ilustra un ejemplo. Fort Recovery Industries, el cliente de prueba en EE. UU. tenía requisitos muy específicos para conectar la máquina a su propio herramental de dosificación, que no estaban cubiertos por el diseño modular. "Nos ayudó a ver una laguna en el diseño y a subsanarla para el futuro", dice Rozema. Con el apoyo activo de las regiones, la solución obvia fue la de construir no una sino tres máquinas para las pruebas del cliente: una en cada continente. Cada una de las máquinas de prueba cuenta con piezas fabricadas por proveedores locales. "Decidimos de manera consciente aprovechar las cadenas de suministro locales para cada máquina de prueba", dice Ziltener. Ahora, en un segundo paso, el equipo está decidiendo qué piezas serán entregadas por qué proveedores en base a criterios como los costes, el riesgo y la calidad. "El hecho de poder comparar tres versiones nos ofrece un gran potencial para construir con la mejor calidad al menor precio a la hora de producir en serie", afirma Ziltener. Además, este enfoque paralelo garantizó que departamentos locales, como el de compras y montaje, también participaran en el proyecto desde el inicio.

Colaboración en su máxima expresión

No siempre fue fácil. "Durante la construcción de los prototipos, a menudo nos enfrentamos a cambios de diseño de Uzwil a los que tuvimos que responder en el último momento", confiesa Wei Xie, miembro del proyecto de Wuxi, China. "Esto hizo que una buena comunicación fuese fundamental. Podía depender por completo del equipo de Uzwil". Para Marco Tobler, la intensa colaboración internacional definitivamente valió la pena. "Claro que es más trabajo mantener una red de colaboración tan extensa, pero también es más sostenible. Aprendimos de tres máquinas a la vez que cubríamos tres mercados diferentes antes de entrar en la fase de producción".

El enfoque colaborativo para desarrollar la Fusion permitió que la máquina reflejara las necesidades del mercado. Eso quedó claro con la respuesta positiva de los clientes en dos grandes ferias comerciales. El equipo del proyecto se está encargando actualmente de incorporar los últimos conocimientos aprendidos con las máquinas de prueba en el diseño del producto final y seguirá confiando en la red internacional en el futuro. "Cada uno es responsable del producto a su manera y ha hecho una contribución vital al éxito del proyecto", dice Tobler.

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